Este corazón impertinente
De la gobernante tiranía
Que ni un tercio del mundo sabía
Dejad que su sangre no alimente
Calmad el llorar por este ambiente
Que mi caminar no perseguía
Dentro de un océano de alegría
Con vuestro amor, a pocos aparente
Voz, con vuestra ruina fragmentada
No dejéis que irrumpa más de un alma
Pues ya no más, sin perder la calma
Termina la mente atormentada
Imberbe tormenta apaciguada
Con más de cien mil cantos exclama
No reclaméis al humano que ama
Ya que en su alma belleza irradia
jueves, 8 de octubre de 2009
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