domingo, 3 de mayo de 2009

Para los que no creen en el purgatorio

Ese día, era probable que la incertidumbre de mis pensamientos me estuviese matando. Simplemente me extrañaba tanto que ella aceptara su infelicidad y yo mi deseo por saber lo que yo en verdad sentía. Si no hubiese sido por ese rayo de esperanza, mi amistad con él hubiese acabado para siempre y lo hubiese terminado odiando, porque me iba a seguir importando su presencia o su ausencia. Cuando dejó esta casa, yo lloraba, porque fue el primer amor de mi vida y además, el último.

Mi corazón no dejaba de latir cuando en eso, sonó el teléfono. Era una llamada de él, de eso puedo estar segura, pero como la tecnología no era tanta en esa época, no pude comprobar mi hipótesis hasta que mi hermana me dijo que sí había sido él.

Me mataba el sueño ese día, pero me mataba más la angustia de saber donde podría estar, si en un bar gracias a su alcoholismo o en un prostíbulo, siéndome infiel por milésima vez. Creí que ya no me importaba, pero cuando después de quince años volvió a caer una lágrima por mi mejilla, me di cuenta de que lo amaba.

Cuando dejé el cuarto para ir a ahogarme en el río, estaba consciente de que nunca iba a volver a ver a nadie, pues yo no creía en la vida después de la muerte, hasta que conocí el purgatorio. Yo no sabía nadar, pero cuando comencé a ver a las almas que me rodeaban en ese lago, más que agua lo que lo llenaba, me parecieron lágrimas, y me arrepentí en el último instante de mi vida de todo lo malo que le había hecho pasar a mi esposo.

Sigo aquí, y me quedan siglos de purificación, pero me di cuenta de que sólo había dado falsos testimonios de lo que él había hecho y hasta el día de mi muerte, pude comprender lo que hacía cada noche: era bondadoso y ayudaba a otras personas, pero en cambio, yo era ambiciosa y soberbia. Nunca quise compartir lo que tenía con otro, pero estoy aquí, pasando un río de lágrimas, y al cruzarlo, me faltará mucho menos camino del que ahora me falta.

1 comentario:

  1. Wird die Seelen der Hölle, Fegefeuer vor Erreichen des Himmels, die reale gelobte Land gebunden.

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